La transformación de Luna Escondida para una boda de lujo bajo la visión de Rodrigo Mora

Luna Escondida rara vez se transforma por completo, como lo hizo durante la celebración de Elmar & Alejandro. A lo largo de dos días, los recintos, jardines y senderos del lugar fueron reinterpretados bajo la visión estética refinada y vanguardista del planner Rodrigo Mora.

La ceremonia nupcial se llevó a cabo en las Caballerizas, una edificación de carácter histórico que, en esta ocasión, fue escenario de un momento íntimo y significativo. Al anochecer, los invitados fueron guiados a una estructura efímera, meticulosamente diseñada y montada en el jardín junto al Salón Luna, que sirvió de marco para un cóctel en un oasis verde. Más tarde, una elegante glasshouse tent en el picadero, frente a los establos, recibió a los asistentes para una recepción nocturna que se extendió hasta la madrugada.

El segundo día propuso una nueva forma de habitar los espacios del venue. El Observatorio recibió a los invitados con una instalación floral que sirvió de antesala al siguiente evento del fin de semana. Jardín Colibrí, tradicionalmente destinado a enlaces matrimoniales, se convirtió en el escenario de un bautizo privado, mientras que el Salón Luna acogió la recepción posterior.

Más allá de la extensión del programa, lo que hizo especial esta boda fue la forma en que se usaron los espacios: con intención, respeto y una mirada distinta sobre lo que Luna Escondida puede ofrecer. Cada montaje respondió al entorno con naturalidad, proponiendo una manera diferente de vivir el lugar, conservando su esencia.